Ayer vino a la clínica Miguel con su padre.
Miguel tiene 4 años, y venía con la cara hinchada. Pudo abrir la boca un poco, y tenía los cuatro molares de abajo con caries enormes, los de arriba también tenían caries, pero más pequeñas. Una de ellas le había estado doliendo el fin de semana, y el lunes apareció con la cara hinchada en ese lado.
Papá me comentó que las caries habían aparecido hacía ya un año, y que había ido a dos dentistas, pero que ambos le habían dicho que su hijo era muy pequeño para tratarlo, y que esperara a a que su hijo fuera más mayor. No le dijeron que podía ir a un especialista en niños o que hay otros profesionales que sí lo hacen. Mis ojos se me abrieron porque no podía creer que le hubieran dicho eso. Me volví hacia el padre y le dije: » En esta clínica, ningún niño es pequeño para ser tratado».
Veo todos los días niños pequeñitos con caries, de 8 meses, de 1 año, de 2, de 3. ¿Que tienen caries? Sí las tienen, pero por favor, no penseis que por tener esa edad son pequeños para curárselas.
La semana pasada vino otra mamá con su hija de 3 años, que tenía una caries enorme. Su madre me confesó que se sentía culpable porque la caries la había dejado mucho tiempo, y ahora había que ponerle anestesia para poder tratarla. No merece la pena tener sentimiento de culpa, por favor. María vino preparadísima a qué es lo que iba a notar. Puse la anestesia, y después arreglamos la muela sin ningún problema. Y mamá se relajó y sonrió al final: trabajo hecho y arreglado. Eso sí, les puse deberes diarios de higiene para que no volviera a ocurrir lo mismo, y la cité a los 3 meses para volver a verla.
Podría escribir mil anécdotas como ésta. En general, llevamos a los niños al odontopediatra cuando hay dolor, inflamación o las caries ya son tan grandes que se ven a un metro de distancia. Siempre lo digo, el trabajo de curarlas lo tienen que hacer nuestros hijos, porque de ellos es la boca, y no es igual que todo esté bien a que vengan con urgencias y dolores, en estos casos es mucho más difícil para ellos, os lo aseguro.
Hoy ha venido Ana, de 6 años, que la semana pasada vino por primera vez porque había tenido ya dos flemones este verano en una muela y se le había hinchado otra vez hacía un mes. Había que quitar la muela, y su mamá, durante la historia médica previa me contó que hacía 6 meses se cayó y le tuvieron que poner puntos en la frente. Lo hicieron sin anestesia, agarrándola cinco auxiliares. Imaginaros cómo vino a la clínica: asustada, pensando que le ibamos a hacer lo mismo que le hicieron hace unos meses. Pues hoy se ha quitado la muela, con su madre al ladito mío para tener todo bien hecho, y se la ha llevado en una cajita para el Ratón Pérez. Las dos se han ido muy contentas, y yo me he quedado tranquila porque se pueden hacer las cosas bien en el dentista sin dramas.
Otras veces la mejor manera de hacerlo es sedando al niño. Es una técnica que cada vez uso más en niños con miedo que no se pueden controlar, con experiencias pasadas en otros médicos.
La prevención es lo fundamental: odontología y pediatría preventiva, odontología para bebés, que no tengan caries vuestros niños, revisarles la boca a menudo y si aparecen, cuanto antes a tratarlas para evitar males mayores.